
El segundo Festival Flamenco ONCE Andalucía se consolida como el único certamen en el mundo para promoción y desarrollo de personas con discapacidad en el arte del cante, el baile y la guitarra. La iniciativa, que arrancó en Granada en 2006 con un homenaje a Vicente,
El Granaíno, dio un paso decisivo el pasado 14 de noviembre, en el teatro Alhambra, en esta ocasión, con el respaldo institucional de la Consejería de Cultura, a través de la Agencia Andaluza para el Desarrollo del Flamenco, que se ha sumado al apoyo que Caja Granada ha brindado al festival desde sus inicios.

Primero fueron las palabras. El presidente del Consejo Territorial de la ONCE, Alberto Morillas, agradeció el esfuerzo del jurado en la siempre difícil selección de los premiados e invitó a la sociedad andaluza a conocer mejor las maneras de expresarse de las personas con discapacidad. La delegada para la Igualdad y Bienestar Social en Granada, Magdalena Sánchez, felicitó a la ONCE por su labor social y ofreció la colaboración «permanente» de la Junta de Andalucía con la Organización «para seguir avanzando en una España más justa y más igualitaria».
El director de la Agencia, Francisco Perujo, que ha sustituido en ese cargo a la hoy ministra para la Igualdad, Bibiana Aído, defendió el flamenco como un arte que va más allá de la música porque abarca, dijo, todos los sentimientos que todas las personas pueden sentir y, por eso, se trata de un arte embuido de responsabilidad social porque es también un cauce de integración social para las personas. «La capacidad de emocionar y la inmensa capacidad para transmitir sentimientos que tiene el flamenco integra –afirmó Francisco Perujo-. Por lo tanto, además de ser un embajador cultural en el mundo, es también un cauce de integración social de las personas, con independencia de sus capacidades».

El subdelegado del Gobierno en Granada, Antonio Cruz, agradeció también a la ONCE por contribuir a fomentar la cultura «de nuestra tierra» y aludió al flamenco como «expresión de los sentimientos de Andalucía».
Después de las palabras vinieron los premios. Galardones que, en esta ocasión, fueron a manos de Isabel Rico (cordobesa) y Juan Ramírez (sevillano), al cante; David Caro (almeriense), a la guitarra; al baile, María Ángeles Narváez, la Niña de los Cupones (sevillana); y el guitarrista José Luis Scott (también sevillano) como accésit especial. Todos ellos recibieron una escultura de la silla de enea con el sombrero gitano y el bastón que da imagen al cartel del certamen.

Como prólogo al acto de inauguración, el delegado territorial de la ONCE en Andalucía, Patricio Cárceles, se mostró orgulloso porque la ONCE contribuya a democratizar el flamenco ampliándolo a nuevos públicos y rompiendo barreras a los nuevos talentos. «Este Festival viene a normaliar un tipo de creación artística que, hasta ahora, venía siendo tratada de forma excepcional», dijo. «Esa es nuestra ilusión, tratar de hacer universal el acceso a la cultura, a través del flamenco, que es compromiso social», sostuvo.

Y después, el arte. Cárceles concluyó su intervención haciendo suyo el poema de Federico García Lorca La Guitarra, que dio paso a los acordes que interpretó, en medio del silencio respetuoso del público, José Luis Scott. La voz grave del periodista y flamencólogo Enrique Seijas escribió la presentación de cada actuación. Primero Scott sólo y luego acompañando con su guitarra el cante de Juan Ramírez. Después el cante de Isabel Rico, precioso, acompañada a la guitarra por Fernando Rodríguez. Después fue la guitarra de David Caro la que acompañó el cante de Álvarez Rodríguez, en otro de los momentos sobrecogedores de una noche cargada de embrujo flamenco.

Por fin, María Ángeles Narváez llevó su espectáculo
30 Decibelios a un escenario de la ONCE en Andalucía, después de haber triunfado en la Bienal de Sevilla y en la Bienal de Arte de Fundación ONCE.
La Niña de los Cupones volvió a encandilar al auditorio con su letra por bulería del 15, la niña bonita, que tanto la identifica como repartidora de suerte y de ilusión en su kiosco de Sevilla. La Narváez se creció en el escenario tanto como se crece siempre, empujada por la fuerza vitalista, igual de avasalladora, de Paky del Río, y por el arte con mayúsculas que aportan la voz de Isamel Fernández, la guitarra de Javier Leal, con la ayuda de las palmas de David
El Gamba y la voz también de Isamael,
El Bola.

El punto final lo puso el artista invitado, Curro Andrés, acompañado a la guitarra por Paco Cortés, quienes, ya al filo de la medianoche, pusieron el broche de oro a la segunda edición de un Festival que volvió a traer el duende del flamenco a la ONCE en una Granada que volvió a presumir de haber sido, y seguir siendo, cuna de los festivales flamencos en Andalucía, cuna del flamenco.
GALERÍA DE IMÁGENES DEL FESTIVAL
Reportaje Gráfico: Tomás Paya y Paco Salas