
El salón, que contó con la asistencia de la ministra de Educación, Política Social y Deporte, Mercedes Cabrera, debatió y analizó aspectos fundamentales para el colectivo de la discapacidad como la Ley de Dependencia, la tecnología avanzada y los avances sociales y el deporte como herramienta esencial de recuperación físico emocional. La segunda edición del Salón dobló en superficie y expositores a la anterior edición. Si en 2007 el primer Salón convocó a 40 empresas en una superficie de 3.000 metros cuadrados que recibió la visita de 5.400 personas, en esta ocasión 80 firmas expositoras en 6.000 metros cuadrados recibieron 15.000 visitas, un dato que muestra la importancia que va adquiriendo este foro. Entre otros adelantos que se pudieron ver destacaron planos tridimensionales para guiar a personas ciegas, las últimas versiones de conversores de sonido en texto o plataformas robotizadas para personas parapléjicas.

El director de Accesibilidad Universal de Fundación ONCE, Jesús Hernández, abogó en Málaga por promover nuevos desarrollos legislativos y por la aplicación «efectiva» de la legislación actual vigente para favorecer una integración real de las personas con discapacidad en la sociedad. En este sentido defendió la implicación del sector empresarial y dio la receta; incorporar a sus entornos, productos y servicios, el concepto de diseño para todos; desarrollar productos específicos e incorporar a sus plantillas trabajadores con discapacidad. «A las administraciones públicas les corresponde cumplir y hacer cumplir la ley», dijo. También abogó por la inclusión del diseño para todos en los planes de estudio de las universidades.

«Que se nos conozca»
Uno de los ponentes de las mesas de debate fue el vicepresidente del Consejo Territorial de la ONCE en Andalucía, José Francisco González de Rueda, quien compartió ponencia con el delegado de accesibilidad del Ayuntamiento de Málaga, Raúl López y los presidentes de otras organizaciones representativas de la discapacidad. En primer lugar, González de Rueda abogó por visualizar más la discapacidad en la sociedad. «Es necesario que se nos conozca cómo somos, cómo aportamos al desarrollo de la sociedad y cuáles son nuestras necesidades y qué somos capaces de ser capaces», dijo.
Y también apeló a la concienciación colectiva. «De nada sirve que los ayuntamientos coloquen rampas de accesibilidad a las aceras si los ciudadanos aparcan los coches delante de ellas», reconoció. A su juicio, el congreso ha sido un «magnífico escaparate» para dar a conocer la realidad de las personas con discapacidad. «Que los ayuntamientos se preocupen en dar soluciones creando ciudades cada vez más accesibles, ciudades cada vez más amables, es un gran paso. Se trata de que tengamos las mismas obligaciones y los mismos derechos a una educación de calidad, sanidad, acceso al empleo, la cultura, deporte, al ocio, y una ocupación positiva del tiempo libre».