
Tras la salida de Carrión, el C.D. ONCE-Andalucía se planteó dos opciones. Una, fichar a un técnico experimentado, que no necesitara periodo de adaptación a la División de Honor y que ya conociera los entresijos del baloncesto de alta competición. Para eso se pensó en el italiano Matteo Feriani, quien tuvo que salir de manera inesperada del Polaris ante el fichaje sorpresa del hasta entonces entrenador del ONCE, y escuchó de buen grado la oferta sevillana. Pero el transalpino, que es segundo seleccionador con el combinado de Italia, no pudo llegar a un acuerdo por mor de un proyecto que tiene previsto llevar adelante con la Federación Italiana.
Finalmente, se optó por la segunda opción. Una muy propia del C.D. ONCE-Andalucía: decantarse por un hombre joven, que llegara con ilusión y ganas de aprender y que no se amedrentara ante un reto tan fascinante como dirigir a un plantel de la tradición que posee el sevillano. Ya ocurrió con Julio Rueda o el mismo Abraham Carrión, y hasta con Manolo Moreno (quien a pesar de ser todo un experto en el baloncesto no poseía experiencia alguna en el banquillo, y nada más retirarse como jugador del equipo tomó sus riendas). Y en esta ocasión se ha hecho con Manu Balderas.
VARGAS REGRESA A SUS ORÍGENES

Una importante oferta del C.P. Mideba propició su marcha a Badajoz, donde fue campeón de Europa en la Copa Willy Brinkmann. Tras su periplo pacense, hasta 2001/02, afrontó su retorno al C.D. ONCE-Andalucía, cubriendo cuatro temporadas brillantísimas a lo largo de las cuales obtuvo cuatro ligas, cuatro copas de Andalucía y tres copas del Rey. No obstante, el inquieto Vargas, al término de la campaña 05/06 prefirió comenzar una nueva aventura y se enroló en el DKV Joventut de Badalona, con el que ha sido noveno en el torneo liguero y ha promediado 17’3 puntos por partido (sexto máximo anotador de la División de Honor).
Sólo un ejercicio después ha preferido regresar a su club de siempre, que no a su casa, ya que a pesar de jugar con el plantel badalonés, el internacional hispalense estuvo entrenándose por su cuenta en Sevilla durante toda la pasada temporada 06/07, con la ayuda de un preparador físico, e incorporándose los fines de semana al resto de la plantilla aurinegra. Tanto fue el ritmo de vida que llevó Vargas (quien siguió con su trabajo de la venta del cupón de la ONCE en nuestra ciudad), que perdió hasta 10 kilos de peso. «Pienso que he mejorado. He jugado en varias posiciones, como base, ala, pívot…, y ahora tengo más movilidad con el balón», afirma el excelente jugador.
ÁLVARO PERNÍA, LA GRAN SORPRESA
